Internet de las Cosas y economía: un nuevo boom

Ricardo Vega

Ricardo Vega / 09 enero 2015

⏰ 4 minutos

¿Qué relación puede existir entre términos como Internet de las Cosas y economía? No estoy hablando del nuevo y prometedor mercado de dispositivos electrónicos que se abre ante nosotros, estoy hablando de la economía global y a nivel general.

El Internet de las Cosas podría revolucionar más el panorama competitivo que la propia llegada de Internet. Su potencial productividad será tan poderosa que podríamos estar ante las puertas de una nueva era de prosperidad.

dinero

O al menos esto argumenta Michael Porter, economista de la Escuela de Negocios de Hardvard, y James Heppelmann, presidente y director ejecutivo de PTC, en un reciente ensayo de la prestigiosa revista Harvard Business. PTC, si no la conoces, es una empresa de diseño de software que recientemente ha adquirido a Axeda Corp, una compañía especializada en Machine-to-Machine (M2M).

En los últimos 50 años, la informática ha impulsado dos grandes transformaciones u ondas, como los autores describen. El primero de ellos se produjo entre 1960 y 1970 con la posibilidad de automatización de procesos o el diseño, fabricación y planificación de recursos a través del ordenador. El segundo es, sin lugar a duda, Internet y todo lo que él nos entrega. La tercera gran transformación será el Internet de las Cosas.

"Se está convirtiendo en una parte integral del producto en sí", escriben Porter y Heppelmann sobre el IoT. Tenemos disponibles en una maravillosa mezcla sensores, procesadores y software en todos los productos imaginables con un gran valor añadido a través de la analítica integrada. Esa combinación va a cambiar cómo funcionan los negocios, la forma de entregar los productos y cómo se interactúa con los clientes.

Internet de las
Cosas

"Otro salto en la productividad de la economía se desatará gracias a estos nuevos y mejores productos", argumentan Porter y Heppelmann. "La tercera ola transformadora tiene el potencial de ser aún más grande, lo que provocará aún más innovación, mayores ganancias en productividad con el consiguiente crecimiento económico asociado."

Este es un argumento novedoso y arriesgado que sin duda tendrá no pocos detractores. Sin embargo, lo que los analistas tienen claro es que el desarrollo del Internet de las Cosas hoy por hoy está aún en una etapa temprana, tal vez en un punto similar al de 1995, cuando Amazon y eBay fueron lanzados, seguido de Netflix en 1997 y Google en 1998.

Alfonso Velosa, director de investigación del Internet de las Cosas en Gartner, cree que un cambio fundamental viene, pero a un horizonte más lejano (en unos 10 o 20 años). El interés por el Internet de las Cosas está ocurriendo ahora ya que todos los ingredientes necesarios (semiconductores, sensores, software, comunicaciones,...) "están ahora alineados en el mismo camino", dijo.

Según Velosa, los cambios de la industria relacionados con el Internet de las Cosas apenas están comenzando y tenemos aún un amplio margen que recorrer.

El Internet de las Cosas se basa en la idea de que los productos pueden llegar a ser inteligentes, pudiendo llegar a comunicarse entre ellos. Cada producto se convierte en parte de un servicio, y ningún producto tendrá significado como una entidad independiente, según Fiona McNeill, directora global de marketing de producto de SAS, una conocida empresa de software de análisis.

Internet-of-Things

Para ilustrar esta afirmación, SAS está trabajando con un fabricante de camiones y está utilizando tecnologías del Internet de las Cosas junto con el análisis predictivo para determinar cuándo una parte del mismo puede fallar. Ahora predecir averías con 30 días de antelación y con una tasa de precisión del 90%, según McNeill. Ese tipo de "característica punteras" se agregan a los equipos de alto valor, tales como locomotoras, equipos médicos y equipos de petróleo y gas, pero con el tiempo y el abaratamiento cada vez las veremos en más sitios, llegando incluso a llevarlas puestas con los wearables, por ejemplo.

A día de hoy, el potencial que encierra el Internet de las Cosas puede ser difícil de vislumbrar porque se necesita imaginación para considerar cómo los productos evolucionan de la mano de la tecnología. Todos los avances recientes (cloud computing, movilidad y Big Data) permiten ampliar o remplazar operaciones de negocio existentes, pero con el Internet de las Cosas, según mi opinión, la mayor oportunidad que tenemos por delante es hacer algo nuevo. No tenemos un mapa sobre el que guiarnos pero precisamente esto no revela el gran potencial existente al servicio de nuestra creatividad.

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